martes, 25 de mayo de 2010

"El Miedo a la Libertadad" de Erich Fomm

"El Miedo a la Libertadad" de Erich Fomm
Por: Fabián García Miranda

El presente trabajo comprenderá un resumen del libro “El miedo a la libertad”, escrito por Erich Fromm, cuya primera edición en castellano se realizó en 1947.
Nos daremos cuenta del aporte que efectúa Erich Fromm a la psicología social, precisamente al haber analizado las distintas formas de adaptación dinámica por las que atravesó el carácter social de las clases desde el fin de la Edad Media, en particular, el examen de las sucesivas adaptaciones efectuadas por la pequeña burguesía durante el Renacimiento y la Reforma y, en Alemania, en el periodo transcurrido entre las dos guerras mundiales. Aporte que también conoceremos del estudio efectuado por nuestro autor sobre la trascendencia del facismo.
De igual manera, advertiremos la crítica que Erich Fromm hace a los pensamientos de Freíd.
En ese contexto, en primer término, precisaré lo trascendental de cada capítulo, esto es, indicaré los pensamientos de Erich Fromm, que en mi opinión resultan de suma importancia destacar y, en segundo término, vertiré comentarios personales del referido libro.

I.- LIBERTAD COMO PROBLEMA PSICOLÓGICO
Erich Fromm en este capítulo refiere que la historia moderna europea y americana se centra en el esfuerzo por alcanzar la libertad en detrimento de las cadenas económicas, políticas y espirituales que aprisionaba a los hombres. Las luchas por la libertad fueron sostenidas por los oprimidos que buscaban nuevas libertades, en oposición con los que tenían privilegios que defender; sin embargo, las clases que en una determinada etapa habían combatido contra la opresión, se alineaban junto a los enemigos de la libertad cuando ésta había sido ganada y les era preciso defender los privilegios recién adquiridos. En esas luchas, el hombre creía mejor morir por obtener libertad, que seguir oprimido.
Además, alude nuestro autor, que el hombre fue fijando los principios del liberalismo económico, de la democracia política, de la autonomía religiosa y del individualismo en la vida personal; y para obtener la libertad del individuo era necesario la abolición de la dominación exterior.
Fromm hace una crítica al pensamiento de Freud en el sentido siguiente: Dice que Freud llamó sublimación, a la transformación que conduce de la represión a la conducta civilizada, y que si la represión es mayor que la capacidad de sublimación, los individuos se tornan neuróticos y entonces hace preciso conceder una merma en la represión; en su teoría, la relación del individuo con la sociedad, es en esencia de carácter estático. Sin embargo, Fromm consideró que la relación entre individuo y sociedad no es de carácter estático, porque el hombre tiene una función creadora.
De igual manera, Fromm arguye que constituye el campo de la psicología social la solución de la aparente contradicción de que no sólo el hombre es producto de la historia, sino que también la historia es producto del hombre. Su tarea no es solamente mostrar como cambian y se desarrollan pasiones, deseos y angustias, en tanto constituyeron resultados del proceso social, sino también como las energías humanas así modeladas en formas específicas, se tornan a su vez fuerzas productivas que forjan el proceso social.
Además, refiere Fromm que la naturaleza humana no posee un dinamismo propio, y los cambios psicológicos deben ser entendidos en términos de desarrollo de nuevos hábitos, como adaptaciones o nuevas formas culturales. Posee ciertos mecanismos y leyes inherentes, cuyo descubrimiento constituye la tarea de la psicología.
La adaptación estática es una forma de adaptación de las normas que deje inalterada tanto la estructura del carácter e implique simplemente la adopción de un nuevo hábito. Ejemplo.- El abandono de la costumbre china en las maneras de comer, a cambio de la europea, que requiere el uso de tenedor y cuchillo. Pero tal adaptación tendrá en sí misma un débil efecto sobre su personalidad; no ocasiona el surgimiento de nuevas tendencias o nuevos rasgos del carácter.
La adaptación dinámica consiste en aquella especie de adaptación que ocurre, por ejemplo, cuando un niño se somete a las órdenes de un padre severo y amenazador – porque le teme demasiado para proceder de otra manera, se transforma en un buen chico. Puede desarrollar hostilidad hacia su padre y reprimirla, puesto que sería peligroso expresarla o aún tener conciencia de ella; esa hostilidad reprimida, constituye un factor dinámico de la estructura de su carácter, porque puede crear una nueva angustia y conducir así a una sumisión aún más profunda. Toda neurosis es un ejemplo de este tipo de adaptación dinámica.
Aquellos fenómenos sociopsicológicos, comparables a los fenómenos neuróticos, tales como la presencia de fuertes impulsos destructivos o sádicos en los grupos sociales, ofrecen un ejemplo de adaptación dinámica a condiciones sociales irracionales y dañinas para el desarrollo de los hombres.
Aquellas tendencias y rasgos del carácter por los cuales los hombres difieren entre sí muestran un alto grado de elasticidad y maleabilidad: amor, propensión a destruir, sadismo, tendencia a someterse, apetito de poder, indiferencia, deseo de grandeza personal, pasión por la economía, goce de placeres sensuales y miedo a la sensualidad. Ninguna es fija y rígida.
Hay tendencias que constituyen una parte indispensable de la naturaleza humana que han de hallar satisfacción de manera imperativa como el hambre, sed, sueño, etc. Y es imposible tolerar su falta de satisfacción, constituyen necesidades fisiológicas que se resumen en una necesidad de auto conservación.
Otra parte de la naturaleza humana de carácter imperativo (compulsiva), como las necesidades fisiológicas, es la necesidad de relacionarse con el mundo exterior, la necesidad de evitar el aislamiento y de sobrevivir.
La falta de conexión con valores, símbolos o normas, que podríamos llamar soledad moral, es tan intolerable como la soledad física, o más bien la soledad física se vuelve intolerable tan sólo si implica también soledad moral. La conexión espiritual con el mundo puede tomar distintas formas, la religión y el nacionalismo si logran unir al individuo con los demás, constituyen refugios contra lo que el hombre teme con mayor intensidad; el aislamiento.
El hombre, cuanto más gana en libertad, en el sentido de su emergencia de la primitiva unidad indistinta con los demás y la naturaleza, y cuanto más se transforma en individuo, tanto más se ve en la disyuntiva de unirse al mundo en la espontaneidad del amor y del trabajo creador o bien de buscar alguna forma de seguridad que acuda a vínculos tales que destruirán su libertad y la integridad de su yo individual.

II.- LA EMERGENCIA DEL INDIVIDUO Y LA AMBIGÜEDAD DE LA LIBERTAD.

En este capítulo Fromm alude que el proceso por el cual el individuo se desprende de sus lazos originales, que llama proceso de individualización, parece haber alcanzado su mayor intensidad durante los siglos comprendidos entre la reforma y nuestros tiempos.
Refiere que un niño nace cuando deja de formar un solo ser con su madre y se transforma en un ente biológico separado de ella, pero desde el punto de vista funcional, permanece unido a su madre durante un periodo considerable. El individuo carece de libertad, pero al estar unido a su madre le da seguridad y el sentimiento de pertenecer a algo y de estar arraigado en una parte. Estos vínculos que existen antes del proceso de individualización los llama vínculos primarios.
Liberado de esos vínculos tiene una nueva tarea: orientarse y arraigarse en el mundo y encontrar la seguridad. Pero el niño muestra un egocentrismo, los padres o la autoridad correspondiente, no son todavía considerados como una entidad definitivamente separada: integran el universo del niño.
El proceso de la individualización creciente tiene dos aspectos:
1. El niño se hace más fuerte, desde el punto de vista físico, emocional y mental. Aumenta la actividad y la integridad en cada una de esas esferas. Al mismo tiempo. Ellos se integran cada vez más. Se desarrolla una estructura organizada, guiada por la voluntad y la razón individuales.
2. Aumento de la sociedad, los vínculos primarios ofrecen la seguridad y la unión básica con el mundo exterior a uno mismo. Se convierte en entidad separada de todos los demás y crea un sentimiento de angustia y de impotencia antes de enfrentar al mundo.
El hombre nace desprovisto del aparato instintivo necesario para obrar adecuadamente, aparato que, en cambio, posee el animal; depende de sus padres durante un tiempo más largo que el animal; en este último hay estímulos como el hambre y realiza una conducta para eliminarla, el hombre, si tiene hambre, en lugar de una acción instintiva predeterminada, valora mentalmente diversos tipos de conductas posibles; empieza a pensar.
Las religiones primitivas ofrecen un testimonio de los sentimientos de unidad absoluta del hombre con la naturaleza: El hombre constituye todavía un elemento integrante del mundo natural. La identidad del hombre con la naturaleza, clan, religión, otorga seguridad al individuo; este pertenece a una sociedad donde posee un lugar que nadie le discute. No sufre soledad completa ni la duda.
Fromm refiere que el proceso de crecimiento de la libertad humana, se trata de un proceso de crecimiento de su fuerza e integración de su dominio sobre la naturaleza del poder de su razón y de su solidaridad con otros seres humanos, pero ello también implica un aumento de su inseguridad y aislamiento y, por ende, una duda creciente acerca del propio papel en el universo, del significado de la propia vida, y junto con esto, un sentimiento creciente de la propia impotencia e insignificancia como individuo.

III.- LA LIBERTAD EN LA ÉPOCA DE LA REFORMA

1.- La sociedad medieval y el renacimiento.
La edad media ha sido deformada de dos maneras:
a).- El racionalismo la ha considerado sobre todo como un periodo de oscurantismo. Señala falta general de libertad personal, despojo de la gran masa de población por parte de una pequeña minoría y el predominio de la superstición y la ignorancia.
b).- Ha sido idealizada, sobre todo por los filósofos reaccionarios y, en ciertos casos, también por algunos críticos progresistas del capitalismo. Se ha señalado el sentido de la solidaridad; la subordinación de las necesidades económicas a las humanas; el carácter directo y concreto de las relaciones entre los hombres; el principio supranacional de la iglesia católica y el sentimiento de seguridad característico del hombre medieval.
Fromm manifiesta que ambas imágenes son correctas, lo erróneo es considerar tan sólo una de ellas.
Lo que caracteriza a la sociedad medieval, en contraste con la moderna, es la ausencia de libertad individual. La vida personal, económica y social se hallaba dominada por reglas y obligaciones a las que prácticamente no escapaba esfera alguna de actividad. Poseía desde su nacimiento un lugar determinado, fuera de toda discusión, dentro del mundo social, se encontraba arraigado en un todo estructurado y, de este modo, la vida poseía una significación que no dejaba ni lugar ni necesidad para la duda, lo que proporcionaba un sentimiento de seguridad y pertenencia, pero existía un grado considerable de individualismo concreto dentro de la vida real, es decir, disfrutaba libertad para expresar su yo en el trabajo y en su vida emocional. Había mucho sufrimiento y dolor, pero estaba la iglesia que los hacía más tolerables al explicarles como consecuencia del pecado de Adán y de los pecados individuales de cada uno.
La estructura de la sociedad y la personalidad del hombre cambiaron en el periodo posterior de la Edad Media. La unidad y la centralización de la sociedad medieval se fueron debilitando. Crecieron en importancia el capital, la iniciativa económica individual y la competencia; se desarrollo una nueva clase adinerada. Podía observarse un individualismo creciente en todas las esferas de la actividad humana, el gusto, la moda, el arte, la filosofía, y la teología. Esto se efectuó en Italia con mayor intensidad: El italiano del renacimiento llegó a ser el primer individuo de la Europa moderna. La estratificación de clases medievales perdió importancia. Surgió en Italia una poderosa clase adinerada, impulsada por el espíritu de iniciativa, poder y ambición. Al lado del nuevo individualismo surgió un nuevo despotismo.
El renacimiento fue una altura de ricos nobles o ciudadanos y su actividad económica les proporcionaba su sentimiento de libertad y de individualidad; eran más libres, pero más solos. Usaron poder y riqueza para obtener placeres, pero al hacerlo emplearon despiadadamente todos los medios, desde la tortura física hasta la manipulación psicológica. El individuo es absorbido por un egocentrismo apasionado e insaciabilidad de poder y riqueza. Hay aumento del sentimiento de fuerza y aislamiento, duda y, como consecuencia angustia.
Asimismo, Fromm aduce que el Renacimiento representó el comienzo del individualismo moderno, y representó un grado de evolución alto del capitalismo industrial y comercial; era una sociedad en la que gobernaba un pequeño grupo de individuos ricos y poderosos que formaban la base social necesaria para filósofos y artistas que expresaban el espíritu de esta cultura.

2.- El periodo de Reforma.

Para Fromm, la Reforma, fue esencialmente una religión de las clases urbanas medias y bajas y de los campesinos. El desarrollo capitalista provoca un aumento en la división entre ricos y pobres y en el descontento que imperaba entre estos últimos. El hombre se encuentra amenazado por fuerzas poderosas y supra personales, el capital y el mercado. Sus relaciones con otros hombres son lejanas y hostiles, debido a que ahora cada uno es un competidor potencial; es libre y solo.
Al no poseer la riqueza o el poder que tenía el capitalista del Renacimiento, y habiendo perdido también el sentimiento de unidad con los otros hombres y el universo, se siente abrumado por su nulidad y desamparo individuales. La nueva libertad esta destinada a crear un sentimiento profundo de inseguridad, de impotencia, de duda, de soledad y de angustia.
En la Reforma surgió el Luteranismo y el Calvinismo como nuevas religiones, dirigidas a la clase media urbana, pobres de las ciudades y campesinos. Por medio de sus enseñanzas aumentaron y, al mismo tiempo, ofrecieron soluciones capaces de permitir al individuo hacer frente al sentimiento de inseguridad, que de otro modo hubiera sido insoportable.
Fromm argumenta que antes de la Reforma, existían, como principios, la doctrina según la cual la naturaleza humana, aunque corrompida por el pecado de Adán, tenía una tendencia innata hacía lo bueno; la voluntad del hombre es libre para desear lo bueno; los esfuerzos del hombre son útiles para su salvación, y el pecador puede salvarse por medio de los sacramentos de la iglesia, fundados en los méritos de la muerte de cristo.
Nuestro autor refiere que San Agustín y Santo Tomás sustentaban lo anterior, pero este último nunca dejó de señalar la importancia del libre albedrío como una de sus ideas fundamentales, pues dice que sería contradictorio con la esencia de dios y la naturaleza del hombre suponer que éste no sea libre de decidir y hasta de rehusar la gracia que Dios le ofrece.
La practica de la compra de indulgencias desempeñó un creciente papel en la última parte de la Edad Media; circunstancia que atacó Lutero; pero esa práctica se inspira en un cierto espíritu de enseñanza y seguridad. La iglesia medieval insistía sobre la importancia de la dignidad humana, el libre albedrío y el hecho de la utilidad de los esfuerzos humanos para obtener la salvación, así como la semejanza entre Dios y el hombre y el derecho de éste último para confiar en el amor divino.
La teología de Lutero expresó los sentimientos de la clase media que luchaba contra la autoridad de la iglesia, y se mostraba resentida contra la nueva clase adinerada. Dio al hombre independencia en cuestiones religiosas, despojo a la iglesia de su autoridad, otorgándosela al individuo; su concepto de la fe y de la salvación se apoyó en la experiencia individual subjetiva, según la cual toda la responsabilidad cae sobre el individuo y ninguna sobre una autoridad susceptible de darle lo que el mismo es incapaz de obtener. Esto contribuyó al desarrollo de la libertad política y espiritual de la sociedad moderna.
Lutero presumía la existencia de una maldad innata en la naturaleza humana. Dice que el hombre puede obtener la certidumbre de su salvación si tiene fe, que es otorgada por Dios, en la que lograba acallar en cierta medida sus dudas, pero estas nunca desaparecieron, lo que se lograría hasta que el hombre superara su aislamiento y hasta que su lugar en el mundo adquiriera un sentido expresado en función de sus humanas necesidades.
Con Lutero, el hombre era libre de todo vínculo que lo ligaba con las autoridades espirituales, pero esta libertad lo dejó solo y lleno de angustia; manifestó un sentimiento de desamparo y de duda, de insignificancia; pero predicaba que el individuo podía ser aceptado por Dios, si aceptaba su propia insignificancia, humillándose al extremo, abandonando su voluntad personal. Completa sumisión con Dios y a las autoridades mundanas y a los príncipes.
Fromm sostiene que la teoría de Calvino, mostró el mismo espíritu que la de Lutero, tanto teológico como psicológico. Enseñó que el hombre debería humillarse y esta autohumillación es el medio para obtener la seguridad de la fuerza divina. Que el individuo no debería sentirse dueño de si mismo. Niega que las buenas obras puedan conducir a la salvación. Expresó sentimiento de libertad pero también de insignificancia e impotencia individuales; y enseño que la completa sumisión y autohumillación podría el hombre tener la esperanza de hallar una nueva forma de seguridad. Alude a la predestinación, en la que supone que Dios no solamente predestina a algunos hombres como objetos de la gracia, sino que también decide la condenación eterna de otros. Él y sus seguidores se consideraban de los elegidos desde su nacimiento. Niega la igualdad humana y la solidaridad entre los hombres y expresó odio profundo hacia el resto de los hombres, el cual habían atribuido a Dios. Experimenta su resurgimiento más vigoroso en la ideología nazi: el principio de la desigualdad básica de los hombres.
En esta época el hombre desarrollo una tendencia compulsiva hacia el trabajo, en el calvinismo, debido a su angustia. Todo ello produjo el desarrollo del capitalismo, pues hubo tendencia compulsiva hacia el trabajo, pasión por el ahorro, sentido compulsivo del deber.
El Calvinismo y el Luteranismo se dirigieron a la clase media, la cual se sentía amenazada y frustrada, lo que produjo su hostilidad; ello atento al lujo y poder que podía permitirse y ostentar el pequeño grupo de capitalistas, incluso los altos dignatarios de la iglesia.



IV.- LOS DOS ASPECTOS DE LA LIBERTAD PARA EL HOMBRE MODERNO.
Aquí, Fromm refiere que las doctrinas protestantes prepararon psicológicamente al individuo para el papel que le tocaría desempeñar en el moderno sistema industrial. El hombre es más independiente y más crítico, con una mayor confianza en sí mismo; pero también más sólo, aislado y atemorizado.
La libertad religiosa constituye una de las victorias definitivas del espíritu de la libertad. Aumentó la libertad política, lo que creó progreso económico, a lo que contribuyó las grandes revoluciones de Inglaterra y Francia y la lucha por la independencia norteamericana. La culminación de la libertad política la constituyó el estado democrático moderno, fundado en el principio de igualdad de todos los hombres y la igualdad de derechos para todos los ciudadanos para participar en el gobierno por medio de representantes libremente elegidos.
El Capitalismo no sólo liberó al hombre de sus vínculos tradicionales, sino que contribuyó al aumento de libertad positiva, de crecimiento de un yo activo, crítico y responsable; pero hizo al hombre más sólo y aislado y le inspiró un sentimiento de insignificancia e impotencia, pues abandonó al individuo, lo que hacía y como lo hacía, si tenía éxito o dejaba de tenerlo, eso era asunto suyo; esto es, el hombre en la sociedad moderna, ha llegado a ser el centro y el fin de toda la actividad, todo lo que hace lo hace para sí mismo.
Existe el principio de que el hombre debe trabajar para invertir y acumular capital y el hecho de que trabaje para fines extrapersonales, lo ha transformado en el esclavo de aquella máquina que él mismo construyó y, por tanto, le ha dado el sentimiento de insignificancia e impotencia personales. Existe el hombre egoísta que se desprecia, que no esta satisfecho de sí, se haya en una angustia constante con respecto a su propio yo, debe preocuparse de sí mismo, ser codicioso y quererlo todo para sí y carece de seguridad y capacidad para alcanzar la satisfacción.
El hombre moderno cree que sus acciones están motivados por el interés personal, pero en realidad su vida se dedica a fines que no son suyos. El egoísmo de los modernos, representa la codicia originada por la frustración del yo real.
El hombre moderno debe de tener popularidad, esto es, personalidad, si quiere vender sus productos como por ejemplo el médico y el comerciante. De ella depende el progreso material y la autoestimación.
La independencia económica de muchas personas ha resultado destruida en aquellas esferas en las que el capital monopolista se ha impuesto. El pequeño y mediano hombre de negocios, se ven amenazados por el poder del capital, puede continuar realizando beneficios y preservar su independencia, pero esa amenaza aumenta su inseguridad e impotencia.
La nueva clase media integrada por obreros de “cuello blanco”, se encuentra en competencia con colegas y si se deja superar es despedido.
La propaganda del hombre de negocios moderno, se dirige a la emoción, procura influir emocionalmente sobre los sujetos, para someterlos a través de medidas irracionales, ejemplo: un boxeador famoso que fuma una marca de cigarrillos. Lo mismo sucede con la propaganda política en los países democráticos.
El hombre común norteamericano se siente invadido por un sentimiento de miedo y de insignificancia.
El sentimiento de aislamiento individual y de impotencia, es algo de lo que el hombre común no tiene conciencia.

V.- MECANISMOS DE EVASIÓN.

Fromm refiere que las principales formas colectivas de evasión en nuestra época están representados por la sumisión de un líder, como ocurrió en los país fascistas, y el conformismo que prevalece en nuestra democracia; siendo las siguientes:
1.- El Autoritarismo. Es un mecanismo de evasión de la libertad que consiste en la tendencia a abandonar la independencia del yo individual, para fundirse con algo o alguien exterior, para adquirir la fuerza de que el yo carece. Tiene tendencia a la sumisión y denominación, como son los impulsos sádicos y masoquistas, y existen en distinto grado en la persona normal y en la neurótica, respectivamente.
La persona normal es aquella capaz de cumplir con el papel social que le toca y alcanza el grado optimo de expansión y felicidad individuales y, la persona neurótica, no está dispuesta a someter completamente su yo en la lucha.
Las formas más frecuentes del masoquista están constituidas por los sentimientos de inferioridad, impotencia e insignificancia individual.
Hay tres especies de tendencias de carácter sádico: a) Se dirige al sometimiento de los otros; b) Impulso tendente no sólo a mandar de manera tan autoritaria sobre los demás; sino también a explotarles, robarles; y c) Deseo de hacer o ver sufrir a los demás. Las tendencias sádicas son menos concientes y más racionalistas que los impulsos masoquistas, éstos son irracionales y patológicas.
Fromm refiere que existe la perversión masoquista, que consiste en que hay personas con plena autoconciencia que desean sufrir de una manera u otra y gozan con su sufrimiento. Los impulsos masoquistas como los sádicos tienden a ayudar al individuo a evadirse de su insoportable sensación de soledad e impotencia. El psicoanálisis constituye una prueba para acreditarlo; además, tienen un objetivo: librarse del yo individual, perderse, esto es, librarse de la pesada carga de la libertad.
Con la sumisión de un líder en la ideología fascista, el individuo logra alguna seguridad al encontrarse unido con millones de hombres que participan con él en los mismos sentimientos.
La tendencia masoquista se apodera de toda la persona y tiende a destruir todos lo fines que el yo tratara inconscientemente de alcanzar. En la perversión masoquista los impulsos se hallan más o menos restringidos a la esfera física, ejemplo: el gozar al ser golpeado en una relación sexual.
Asimismo, Fromm sostiene que la tendencia a transformarse en el dueño absoluto de otra persona y la tendencia masoquista, constituyen el resultado de una necesidad básica única que surge de la incapacidad de soportar el aislamiento y la debilidad del propio yo. El poder sobre alguien significa dominación o bien, potencia. Además, refiere que el sadomasoquista se asocia con la noción de perversión y de neurosis, por lo que el autor lo llama carácter autoritario, siendo sus rasgo más importantes la actitud hacia el poder, rebelde y no existe el concepto de igualdad.
El sistema fascista, se llamó autoritario a causa del dominio de la autoridad en su estructura política y social.
En el caso de los impulsos sadomasoquistas, la incapacidad de subsistir sólo y de expresar plenamente las propias potencialidades individuales origina la tendencia a despojarse del yo individual, pasando la persona a depender del auxiliador mágico.
2.- La destructividad. Es una tendencia que se encuentra constantemente en potencia dentro del individuo, quien espera la oportunidad de exteriorizarla. En la mayoría de los casos los impulsos destructivos son racionalizados y la destructividad representa una forma de huir de un insoportable sentimiento de impotencia, dado que se dirige a eliminar todos aquellos objetos con los que el individuo debe compararse.
Las fuentes de la destructividad son el aislamiento, impotencia, angustia y frustración de la vida.
3.- La conformidad automática. Este mecanismo de evasión de la libertad consiste en que el individuo deja de ser él mismo y adopta por completo el tipo de personalidad que le proporcionan las pautas culturales, y se transforma en un ser exactamente igual a todo el mundo y tal como los demás esperan que él sea. La persona se despoja de su yo individual y se transforma en un autómata, pierde su personalidad. La pérdida del yo y su sustitución por un seudoyó arroja al individuo a un estado de inseguridad. Se siente obsesionado por las dudas, ha perdido, en cierta medida, su identidad. Para superar esa pérdida, se ve obligado a la conformidad más estricta, a buscar su identidad en el reconocimiento e incesante aprobación por parte de los demás.
VI.- LA PSICOLOGÍA DEL NAZISMO.

En este capítulo, Fromm sostiene que el nazismo constituye un problema psicológico, que debe ser comprendido y moldeado por causas socioeconómicas.
Refiere que una parte de la población se inició en el régimen nazi sin presentar mucha resistencia, y sin admirar la ideología ni la práctica política nazis; se constituía por la clase obrera y por la burguesía liberal y católica; otra parte del pueblo se sintió atraída por esta nueva ideología y se vincularon fanáticamente.
Las capas inferiores de la clase media, compuesta de pequeños comerciantes, artesanos y empleados, acogieron con gran entusiasmo la ideología nazi y su atracción consistió en un anhelo de sumisión y su apetito de poder. La autoridad de la monarquía era indiscutible, y al inclinarse ante ella, al identificarse con ella, el miembro de la baja clase media adquiría un sentimiento de seguridad y orgullo nacisista.
El nazismo movilizó las energías emocionales de la baja clase media, para transformarlas en una fuerza importante en la lucha emprendida a favor de los fines del imperialismo alemán. Al líder nazi lo impulsa el deseo de poder sobre las masas. Hitler y su burocracia disfrutan del poder sobre las masas alemanas, estas mismas masas aprenden a disfrutarlo con respecto a otras naciones, y de ese modo ha de dejarse impulsar por la pasión de dominación mundial.
Hitler justificó su apetito de poder diciendo que su dominación de otros pueblos se dirige a su mismo bien y se realiza a favor de la cultura mundial; la voluntad de poder se encuentra arraigada en las leyes eternas de la naturaleza y él no hacía más que reconocer y seguir esas leyes: él mismo obra bajo el mando de un poder superior –Dios, Destino, Historia, Naturaleza-; sus intentos de dominación constituyen actos de defensa contra los intentos ajenos de dominarlo a él y al pueblo alemán. Él desea únicamente paz y libertad.
Para Hitler la racionalización de su sadismo, su justificación del dominio como una fuerza frente a ataques ajenos consistió en que él y el pueblo alemán son siempre inocentes, los enemigos son los brutos. Este mecanismo de defensa es irracional, porque acusa a sus enemigos de tener aquellos mismos propósitos que él admite como suyos con toda franqueza.
Fromm sostiene que en el nazismo existe el deseo de someterse a un poder de fuerza abrumadora, de aniquilar su propio yo, y existe deseo de ejercer poder sobre personas que carecen de él, y sentirse orgulloso de participar de la gloria y fuerza de tal poder.
VII. LIBERTAD Y DEMOCRACIA.

1. La ilusión de la individualidad.
En este capítulo, Fromm alude que el derecho de expresar nuestros pensamientos, tiene significado si somos capaces de tener pensamientos propios.
Asimismo, Fromm refiere que dentro de nuestra cultura, la educación conduce con demasiada frecuencia a la eliminación de la espontaneidad y a la sustitución de los actos psíquicos originados por emociones, pensamientos y deseos impuestos desde afuera.
Refiere carencia de originalidad en el pensamiento, la emoción y la voluntad, debido a que el hombre moderno está dispuesto a enfrentar peligros para lograr los propósitos que se supone sean “suyos”, pero teme asumir el riesgo y la responsabilidad de forjarse sus propios fines.
Que en nuestra época, la conciencia ha sido sustituida por la autoridad anónima del sentido común y la opinión pública, en su carácter de instrumentos de conformismo. Nos hemos transformados en autómatas que viven bajo la ilusión de ser individuos dotados de libre albedrío. El yo del individuo se ha debilitado, de manera que se siente impotente e inseguro. El hombre piensa, siente y quiere lo que él cree que los demás suponen que él deba pensar, sentir y querer, en este proceso pierde su yo, que debería constituir el fundamento de toda seguridad genuina del individuo libre. La pérdida del yo ha aumentado la necesidad de conformismo, dado que origina una duda profunda acerca de la propia identidad.
Asimismo, argumenta nuestro autor, que el hombre moderno es infeliz, al borde de la desesperación, porque se aferra desesperadamente a la noción de individualidad. Se ha liberado de los vínculos exteriores que le hubieran impedido obrar y pensar de acuerdo con lo que había considerado adecuado; y que ahora sería libre de actuar si supiera lo que quiere, piensa y siente, pero no lo sabe. Se ajusta al mandato de autoridades anónimas y adopta un yo que no le pertenece.
2. Libertad y espontaneidad

Aquí, Fromm se refiere a la libertad positiva que contempla como la actividad espontánea de la personalidad total integrada. La actividad espontánea no es compulsiva, pero sí consecuencia del aislamiento e impotencia del individuo; tampoco es la actividad del autómata. Es libre actividad del yo (ejercicio de la libre voluntad). La libertad positiva implica también el principio de que no existe poder superior al del yo individual, y se identifica con la realización plena de las potencialidades del individuo, así como con su capacidad para vivir activa y espontáneamente.
La incapacidad para obrar con espontaneidad, para expresar lo que verdaderamente uno siente y piensa, y la necesidad consecuente de mostrar a los otros y a uno mismo un seudoyó, constituyen la raíz de los sentimientos de inferioridad y debilidad.
También señala que si el individuo logra superar la duda básica respecto a sí mismo y de su lugar en la vida, si está relacionado con el mundo comprendiéndolo en el acto de vivir espontáneo, entonces aumenta su fuerza como individuo, así como su seguridad.
Asimismo, Fromm sostiene que la libertad posee un doble significado para el hombre moderno: éste se ha liberado de las autoridades tradicionales y ha llegado a ser un individuo; pero al mismo tiempo se ha vuelto aislado e impotente, tornándose el instrumento de propósitos que no le pertenecen, extrañándose de sí mismo y de los demás.
El futuro de la democracia depende de la realización del individualismo. La victoria de la libertad es solamente posible si la democracia llega a constituir una sociedad en la que el individuo, su desarrollo y felicidad constituyan el fin y el propósito de la cultura. El carácter irracional y caótico de la sociedad debe ser remplazado por una economía planificada que represente el esfuerzo dirigido y armónico de la sociedad como tal.

COMENTARIOS PERSONALES

Como apreciamos del resumen anterior, Erich Fromm describe de una manera clara el conflicto que enfrenta el individuo moderno con las exigencias de la sociedad en la que se desenvolvió y desenvuelve, e indica los motivos que originaron los peores males del siglo anterior, siendo el peor de ellos, en mi concepto, el nazismo.
Considero que Fromm realiza un estudio excelente y, en mi opinión, con acierto, del individualismo mediante la psicología social, donde advertimos, entre otros aspectos, la sumisión y aislamiento que ha padecido el hombre a través de la historia; esto es, intenta explicar los aspectos de la crisis contemporánea de la civilización occidental, relacionados con la libertad del hombre; dicho estudio lo considero adelantado a la época en que Erich Fromm escribió el libro en cuestión.

Además, al contradecir el punto de vista de Frued, estimo que hace una corrección de la misma, pues, como se vio, entre otros aspectos, Freud considera al hombre de carácter estático, mientras que Fromm, de manera acertada a mi juicio, lo considera de carácter dinámico.
Con este libro, nos podemos dar cuenta de las frustraciones del hombre con respecto a la libertad, e incluso me he identificado en algunas descripciones del pensamiento de Fromm, pues incluso yo también he experimentado en algunos casos, la soledad o aislamiento al que se hace alusión en tal libro; de ahí, que estimo que su contenido se encuentra adelantado para su época en que se escribió, entre las guerras mundiales, pues incluso, considero que de cierta manera se describe la época actual, mediante la psicología social.

11 comentarios:

  1. Muy buen resumen García. Me sirvió de retroalimentación.

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  2. excelente analisis me sirvio como apoyo

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  3. Claro y conciso. Gracias por la retoalimentación.

    Habría que considerar la moral y la ética con respecto a una decisión unilateral, como individuo genuino.

    ¿Qué voluntad original nos presenta la decisión de llevar acabo cierto acto placentero, sin afectar al semejante vivo?

    "El limite de la existencia es la existencia misma" -desconocido.

    ¿Cómo se le explicaría un niño?

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  4. No me parece un resumen, puesto que lo que esta escrito en el blog, es lo mismo que dice el libro.

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  5. ¡Ehnorabuena! Es un resumen muy bien realizado. En el Grado de LSE nos han mandado leer el libro y me ha servido de mucha ayuda para reorganizar las ideas después de leerlo. ¡Gracias por tu ayuda!

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  6. Gracias por el resumen, me ayudo a entender algunos aspectos que no me habían quedado claros

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