martes, 18 de mayo de 2010

Parece que la situación de violencia que padeció Colombia en la década de los noventas se ha trasladado a tierras mexicanas, como producto de exportación deleznable y atroz al que le pregunto: ¿debemos acostumbrarnos, transitar hacia el olvido, voltear la página o esperar alguna “brillante estrategia” que nos tenga reservada para las fiestas del bicentenario?

Hace casi cuatro años me llegó un correo electrónico, en el que sentencié:

“Sr. Felipe Calderón Hinojosa
Presente:
Es una lástima que ni siquiera pueda dar usted la cara para enviar un mail o dar un simple clic y que de ello participe su flamante colaboradora Josefina Vázquez Mota. No se qué pretenden con estos mensajes.
Lo peor mi respetable señor, es que seguramente usted pensará que soy un palero más del Perraté (PRD) o algún lambiscón de Madrazo (PRI); no señor, soy un ciudadano común y corriente, de esos que no les importamos ni a ellos ni a usted; de los que nos levantamos a las 5:00 am, no para ordenar que suban el desayuno, recojan el periódico, y preparen la ropa porque el señor se va a la campaña a timar a dos o tres incautos posibles sufragantes; no, sino de los que despertamos agradecidos con Dios por ello, y pidiéndole a éste, que no nos asalten, secuestren, maten, violen, o que no nos topemos con un judicial, militar, político, policía, burócrata, o con los “magníficos” contenidos televisivos que tanto enriquecen nuestra cultura y la de nuestros hijos. Es una pena que no conozca a nuestra especie; somos esos ni tan menesterosos que no tenemos para comer, ni tan agraciados para solicitar se trasfieran unos 10 milloncitos de dólares del Banco Suizo a las Islas Caimán y viceversa.
Supongo que lo mejor para usted es enviar correos denominados “cadenitas” -cual adolescente de 15 años ¡que conmovedor!-, en vez de intentar encontrar una manera de no verse como todos ustedes “Los Candidatos”, menos falso y mendaz; yo le agradezco el gesto de ocupar su precioso tiempo en pensar esta "genial idea" y sobre todo, ejecutarla: Siempre, por muy malo que sea, hay que dar gracias a quien para lo que quiera nos toma en cuenta; sin embargo, lo exhorto a que siga adelante con sus compromisos, se ocupe de las cuestiones que en verdad le importan y deje en paz a los ciudadanos mentecatos como yo.
Pronto vera como esto de los electores, la ciudadanía, la pobreza, la marginación, discriminación, desempleo, agua, medio ambiente, seguridad jurídica (espero sepa qué es eso), los niveles de crecimiento, el campo, la migración, y todos los problemas que aquejan a México, se olvidan en cuantito se vuelva presidente, diputado o senador, merced del teóricamente sano y sobre todo conveniente sistema de elección plurinominal, tan socorrido en estos días de abstinencia y compromiso nulo, o por qué no, producto de la bondad e indulgencia de este pueblo maravilloso que históricamente ha colmado de guirnaldas, bombos y preseas a todos los de su calaña (disculpe quise decir Ralea), como López Obrador, Madrazo, Diego Fernández, Jackson, Bejarano, Ponce y toda la bola de vividores, febles, sépticos y holgazanes (ni mesura en el lenguaje merecen) que controlan este país y la riqueza que no les pertenece.
Estoy convencido que me va a decir que solo vengo a reventar su campaña, que soy un retrógrada neandertalezco, que como buen Licenciado de la única Universidad que le ha dado lo mejor que tiene a este país (UNAM) estoy en contra de todo y me la vivo haciendo huelgas y fumando marihuana en las islas de C.U., pero que en el fondo no rebato alguno de sus proyectos o de sus propuestas, y que a lo mejor ni las conozco y que también soy una especie de vástago híbrido de la izquierda posrevolucionaria, de la mara salvatrucha, prócer del narcomenudeo, producto del subempleo, descendiente del proletariado radical, globalifóbico, pederasta, lavolpista, retractor de nuestro padre Bush y apólogo de Evo, Chávez, Castro y Bin Laden.
En fin, tal como la mía a usted, su opinión me tiene sin cuidado, sé perfectamente que este correo nunca llegará a sus manos y que de hacerlo, le causará cuando menos gracia sonreirá y lo archivara con todos los que seguramente le han llegado diciendo lo mismo.
Como candidato solo le pido que piense –o imagine según convenga- que lo lamentable no es la pésima calidad de nuestros políticos, de los ciudadanos, de los partidos, de los medios, del ambiente, de la situación, sino que todos sepamos y coincidamos en que así es, que no haya un sólo ciudadano, con un poco de sentido común -claro está-, que no piense que el país está poco más que sumido en la crisis del caos y que todos ustedes, cualquiera que sea el partido, les conviene nuestra indolencia, nuestro aletargamiento, nuestra pusilanimidad, nuestra ignorancia, nuestra desgracia, nuestra hambre, nuestra sed, nuestra derrota, nuestra sumisión, nuestra buena fe, nuestra sangre, nuestro sudor, nuestros callos y nuestras ampollas.
Nada tan perverso como estar preso del isocronismo y ser felices en el caos.
Atentamente.
Lic. Fabián García Miranda.”

La verdad es que nunca pensé que llegaría el día en que lamentara haber tenido razón.

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